Puesta a punto sobre la alopecia recidivante de los flancos canina.

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La alopecia recurrente de los flancos canina (ARFC) es una dermatosis relativamente frecuente, caracterizada por la aparición cíclica o estacional de zonas de alopecia no inflamatoria, localizadas preferentemente en los flancos.

La ARFC sigue siendo una afección cuya etiopatogenia está incompletamente dilucidada y cuya documentación en la literatura científica, aunque existente, merece una síntesis actualizada. Este artículo tiene como objetivo realizar una puesta al día de los conocimientos actuales sobre la ARFC, basándose en los datos procedentes de publicaciones científicas. Se abordarán sucesivamente la epidemiología, las hipótesis etiopatogénicas, la presentación clínica y las variaciones, el enfoque diagnóstico incluyendo los diagnósticos diferenciales y los exámenes complementarios, las características histopatológicas típicas, la evaluación crítica de las opciones terapéuticas propuestas, así como el pronóstico de esta afección.

Definición y Nomenclatura

Se han utilizado varias denominaciones para describir esta entidad clínica, incluyendo “alopecia estacional de los flancos”, “alopecia cíclica idiopática de los flancos” o incluso “displasia folicular cíclica”. Sin embargo, ninguna de estas denominaciones es perfectamente adecuada. La alopecia no siempre es completa (a veces simples modificaciones de color o de textura del pelaje), no está estrictamente confinada a los flancos (otras zonas pueden verse afectadas), y el carácter estacional o recurrente no es sistemático en todos los individuos afectados. El término “alopecia recurrente de los flancos canina” es a menudo preferido porque engloba la localización más frecuente y el carácter cíclico a menudo observado, al tiempo que reconoce estas variaciones. La primera descripción formal de esta condición en la literatura veterinaria data de 1990 por Scott, quien reportó casos de alopecia no cicatricial fluctuante en cinco perras esterilizadas.

Esta afección, aunque visualmente llamativa para los propietarios, se considera esencialmente cosmética y no está asociada a signos sistémicos o a una alteración de la salud general del animal.

Puesta a punto sobre la alopecia recidivante de los flancos canina.

Aspecto que da la impresión de que el perro ha sido rapado

Epidemiología

Predisposiciones Raciales

La ARFC se describe en numerosas razas caninas, pero se informa de una clara predisposición racial, lo que sugiere fuertemente un componente genético subyacente. Esta observación repetida en diversos estudios implica que los factores hereditarios hacen que ciertas líneas sean más susceptibles de desarrollar la enfermedad. El Bóxer es la raza más frecuentemente citada y parece particularmente predispuesta. Otras razas también se consideran de mayor riesgo, incluyendo el Bulldog Inglés, el Airedale Terrier, el Schnauzer (mini, mediano y gigante), el Boyero de Flandes, el Dóberman, el Labrador Retriever, el Golden Retriever, el Grifón Korthals y el Affenpinscher. Estudios más recientes también han incluido el Rhodesian Ridgeback y el Staffordshire Bull Terrier entre las razas afectadas. Una forma atípica de alopecia recurrente de los flancos ha sido específicamente estudiada en el Cesky Fousek.

Puesta a punto sobre la alopecia recidivante de los flancos canina.

La ARFC también existe en razas de capa clara

Edad de Aparición

La edad de aparición de la ARFC es variable, extendiéndose desde 1 año hasta 11 años. Sin embargo, la mayoría de los casos desarrollan los primeros signos clínicos entre los 3 y 6 años. Estudios específicos sobre Bóxer y Airedale Terriers han reportado una edad media de aparición alrededor de los 3,6 años, mientras que otra fuente menciona un promedio de 3,8 años. La edad media en el momento del diagnóstico suele ser alrededor de los 4 años.

Distribución según el Sexo y el Estado Reproductivo

Inicialmente, algunas publicaciones reportaban una sobrerrepresentación de las hembras esterilizadas. Sin embargo, observaciones posteriores y estudios más amplios han establecido claramente que no existe una predisposición ligada al sexo o al estado reproductivo. Los machos y las hembras, ya sean enteros o esterilizados, pueden ser afectados por la ARFC.

Influencia Estacional y Geográfica

Uno de los aspectos más característicos de la ARFC es su frecuente estacionalidad. En el hemisferio norte, la alopecia aparece típicamente durante los meses en que la duración de la luz solar es más corta, generalmente entre noviembre y marzo o abril. El crecimiento se produce espontáneamente en primavera o verano.

De manera significativa, se ha observado una correlación inversa en el hemisferio sur (Australia, Nueva Zelanda, Brasil), donde la aparición de la alopecia también coincide con los meses de días cortos (invierno y primavera australes). Esta observación constituye un fuerte argumento a favor del papel del fotoperiodo como factor desencadenante principal. Si los factores ambientales estacionales clásicos como la temperatura o la humedad fueran primordiales, se esperaría una aparición durante la misma estación calendárica (por ejemplo, el invierno) en ambos hemisferios, lo cual no es el caso. La coincidencia sistemática con la disminución de la duración del día (y por lo tanto el aumento de la duración de la noche) sugiere fuertemente la implicación de un mecanismo biológico sensible a los ciclos de luz, probablemente mediado por la glándula pineal y las hormonas asociadas como la melatonina y la prolactina.

Sin embargo, es importante señalar que esta estacionalidad no es una regla absoluta. Algunos perros pueden presentar episodios esporádicos, saltarse una estación, o incluso desarrollar una alopecia que se vuelve permanente después de varios ciclos.

Etiopatogenia

Causa Fundamental Desconocida

A pesar de las predisposiciones raciales y la evocadora estacionalidad, la etiología exacta de la ARFC sigue siendo desconocida hasta la fecha. Las investigaciones realizadas para identificar una causa endocrina sistémica subyacente han resultado infructuosas. Los perfiles tiroideos, las exploraciones de la función suprarrenal (para excluir un hipercorticismo) y las mediciones de las hormonas de crecimiento o las hormonas sexuales circulantes suelen estar dentro de los límites normales en perros con ARFC. Sin embargo, la hipótesis de una alteración localizada a nivel de los folículos pilosos, como una modificación del número o de la sensibilidad de los receptores hormonales, no puede descartarse formalmente y sigue siendo una posible vía.

Hipótesis del Fotoperiodo

La influencia del fotoperiodo (la duración diaria de exposición a la luz) es la hipótesis etiopatogénica mejor sustentada por las observaciones clínicas y epidemiológicas. La marcada estacionalidad, correlacionada con la disminución de la duración del día en ambos hemisferios, es el principal indicio. Esta hipótesis se ve reforzada por informes anecdóticos que describen perros que desarrollan lesiones fuera de la estación habitual cuando se mantienen en ambientes oscuros o con poca luz. Inversamente, los intentos de prevención mediante fototerapia (exposición a luz artificial intensa durante 15-16 horas al día durante los meses de riesgo) habrían mostrado cierto éxito en casos aislados, aunque faltan estudios controlados para confirmar este enfoque.

Papel de la Melatonina

La melatonina es una neurohormona sintetizada principalmente por la glándula pineal durante el período de oscuridad; su producción, por lo tanto, es inversamente proporcional a la duración del día. Desempeña un papel fundamental en la regulación de los ritmos circadianos y estacionales, incluido el ciclo piloso y la muda estacional, en muchas especies de mamíferos. La hipótesis principal con respecto a la ARFC postula que una producción endógena insuficiente de melatonina, o una alteración de su recepción o señalización a nivel de los folículos pilosos en individuos genéticamente predispuestos, podría ser un factor clave en la patogenia. La melatonina podría actuar directamente sobre los receptores presentes en las células foliculares o indirectamente modulando la secreción de otras hormonas implicadas en el ciclo del pelo, como la hormona melanocito estimulante (MSH) o la prolactina. El uso empírico de la melatonina como tratamiento se basa en esta hipótesis.

Papel de la Prolactina

La prolactina es otra hormona cuya secreción está influenciada por el fotoperiodo, a menudo de manera inversa a la de la melatonina (un aumento de la melatonina tiende a disminuir los niveles de prolactina). En algunas especies como la oveja, la disminución de la prolactina inducida por el aumento de la melatonina se asocia con la inducción del pelaje de invierno. Estudios en ratones y ovejas han demostrado que la prolactina puede tener efectos inhibidores sobre la fase anágena (crecimiento) del folículo piloso, lo que puede reducir la longitud del pelo, acortar el anágeno, inducir la caída (exógena) o prolongar la fase telógena (reposo). Aunque ningún estudio ha evaluado específicamente el papel de la prolactina en la ARFC, su implicación en la regulación fotoperiódica del ciclo del pelo la convierte en un actor potencial en la patogenia de esta afección.

Factores Genéticos

La fuerte predisposición observada en algunas razas (Bóxer, Airedale, Bulldog Inglés, etc.) es un argumento importante a favor de un componente genético en la ARFC. Estudios genéticos han comenzado a explorar esta vía. Se realizó un estudio de mapeo de asociación de genoma completo en una forma atípica de ARF (aRFA) en el Cesky Fousek. Este estudio identificó varias regiones cromosómicas (loci) asociadas con la enfermedad, sugiriendo una base poligénica (que implica varios genes) en lugar de una mutación única. El análisis destacó 144 genes candidatos potencialmente implicados en cuatro vías metabólicas principales: la formación de colágeno, la estructura y contracción muscular (potencialmente ligada al músculo erector del pelo), el metabolismo lipídico (que puede influir en las vías de señalización del desarrollo folicular como WNT o SHH), y el sistema inmunológico. Además, los genes relacionados con la regulación del ritmo circadiano y el metabolismo de la melatonina se encontraban entre los candidatos, lo que refuerza el vínculo con el fotoperiodo.

La evidencia de vías metabólicas tan diversas (colágeno, músculo, lípidos, inmunidad) asociadas con la aRFA sugiere una complejidad inesperada. En lugar de una simple desregulación hormonal directa del ciclo piloso, la patogénesis de la ARFC podría implicar una perturbación más fundamental de la homeostasis de la piel o de la propia estructura del folículo piloso. Estas alteraciones estructurales o metabólicas intrínsecas, de origen genético, podrían hacer que los folículos sean anormalmente sensibles a los desencadenantes estacionales u hormonales (fotoperiodo, melatonina, prolactina). Este modelo va más allá de la simple cadena causal “hormona-fotoperiodo → detención del ciclo” y sugiere una interacción compleja entre una susceptibilidad tisular heredada y factores ambientales desencadenantes.

Cabe señalar que otro estudio dirigido específicamente al gen MLPH (asociado a la dilución del color) en el Rhodesian Ridgeback no encontró asociación con la ARFC en esta raza. Esto indica que la base genética puede ser heterogénea según las razas o que los genes implicados son diferentes de los relacionados con la pigmentación.

Mecanismos Foliculares

Desde un punto de vista funcional, la ARFC se considera una anomalía del ciclo piloso, a menudo denominada “Hair Cycle Arrest” (arresto del ciclo piloso). La histopatología sugiere un defecto importante en el inicio o la progresión de la fase anágena (crecimiento). Esto conduce a una acumulación de folículos pilosos en fase telógena (reposo) o, después de la caída del pelo telógeno, sin reemplazo inmediato.

El término “displasia folicular cíclica” se utiliza a veces, refiriéndose al aspecto morfológicamente anormal de los folículos observados en la histología. Los folículos pueden aparecer atróficos, deformados, con estructuras basales irregulares. Sin embargo, el término “displasia” (desarrollo anormal) puede ser debatido, algunos prefieren centrarse en el aspecto funcional de detención del ciclo.

Diagnóstico

Enfoque Clínico

El diagnóstico de sospecha de ARFC se basa en primer lugar en una anamnesis detallada y un examen clínico riguroso. Los elementos clave de la anamnesis incluyen la pertenencia a una raza predispuesta, la edad de aparición típica (adulto joven a adulto de mediana edad), el carácter estacional y recurrente de los episodios de alopecia (si está presente), y la ausencia de signos generales o de prurito.

El examen dermatológico busca los signos clínicos cardinales:

  • Alopecia no inflamatoria y no pruriginosa: Es una característica esencial. La piel subyacente generalmente no está roja, engrosada o irritada, y el perro no se rasca.
  • Localización típica: La afectación predomina en los flancos (región toracolumbar lateral o dorsolateral). A menudo es bilateral, pero la simetría no siempre es perfecta, y una afectación unilateral, aunque rara, es posible.
  • Aspecto de las lesiones: Las zonas alopécicas suelen estar bien delimitadas, con bordes netos, a veces irregulares o serpiginosos, formando patrones “en mapa geográfico”. El tamaño de las lesiones es variable, desde unos pocos centímetros hasta casi la totalidad de la región toracolumbar.
  • Hiperpigmentación: Una coloración oscura (negra o marrón) de la piel en las zonas alopécicas es muy frecuente pero no constante. Su ausencia no permite excluir el diagnóstico, ya que la capacidad de hiperpigmentar varía según las razas y los individuos.
  • Depilación fácil: Al inicio de un episodio de caída, los pelos en la periferia de las lesiones o en las zonas afectadas a menudo pueden depilarse fácilmente mediante tracción suave (tricograma positivo).

También es necesario conocer las presentaciones atípicas que pueden complicar el diagnóstico inicial: afectación del hocico o de la región periocular (especialmente en Labradores y Golden Retrievers), afectación más generalizada, o simples cambios de color (por ejemplo, aurotricia, pelos que se vuelven dorados) o de textura del pelaje de los flancos sin alopecia visible. También se han descrito casos raros asociados a una dermatitis de interfase histológica.

Diagnósticos Diferenciales

Dado que la alopecia simétrica no inflamatoria es un motivo de consulta que puede corresponder a varias afecciones, es crucial establecer un diagnóstico diferencial riguroso para excluir otras causas potenciales. Las principales categorías a considerar son:

  • Endocrinopatías: El hipotiroidismo y el hipercorticismo (espontáneo o iatrogénico) son los principales diferenciales. A diferencia de la ARFC, estas enfermedades a menudo se acompañan de signos sistémicos (letargo, poliuria-polidipsia, aumento de peso, etc.) y otras anomalías cutáneas (piel fina, comedones, pioderma recurrente). Los desequilibrios de las hormonas sexuales son más raros pero posibles.
  • Otras alopecias no inflamatorias: La Alopecia X (que comparte similitudes clínicas y a veces histológicas), la alopecia de los mantos diluidos, diversas displasias foliculares específicas de ciertas razas, el efluvio telógeno (caída masiva después de un estrés) o anágeno (caída durante la fase de crecimiento, rara), y la “calvicie patrón” (alopecia de patrón) deben ser considerados.
  • Causas infecciosas/parasitarias: Aunque la ARFC no es inflamatoria, la demodicosis generalizada o la dermatofitosis a veces pueden imitar una alopecia simétrica, especialmente al principio. También puede aparecer una foliculitis bacteriana secundaria sobreinfectando las zonas alopécicas de la ARFC.
  • Otras: La adenitis sebácea (inflamación de las glándulas sebáceas), la alopecia post-corte ( ausencia de rebrote tras el afeitado), la alopecia areata (mecanismo inmunitario), las reacciones cutáneas post-inyección (vacunas, medicamentos) o la alopecia por tracción (debido a las gomas elásticas, por ejemplo) son otras posibles diferencias, aunque a menudo con una distribución o historia clínica diferente.

Exámenes Complementarios

La confirmación del diagnóstico de ARFC y la exclusión de los diagnósticos diferenciales requieren la realización de exámenes complementarios:

  • Exámenes de primera intención: Raspados cutáneos profundos, tricogramas (examen de los pelos al microscopio), citología cutánea (búsqueda de bacterias, levaduras) y eventualmente cultivo fúngico son indispensables para descartar una demodicosis, una dermatofitosis o una infección secundaria.
  • Análisis de sangre y hormonales: Un hemograma y un perfil bioquímico son útiles para evaluar el estado general y buscar indicios de endocrinopatía. Son necesarias las mediciones hormonales específicas, como mínimo T4 total y TSH, para excluir el hipotiroidismo. En caso de sospecha de hipercorticismo, pueden estar indicados los tests de supresión con dexametasona en dosis bajas o de estimulación con ACTH.
  • Biopsias cutáneas: El examen histopatológico de las biopsias cutáneas se considera la clave para confirmar la sospecha de ARFC y excluir otras dermatosis con una presentación similar. Se recomienda realizar varias biopsias (punzones de 6 a 8 mm de diámetro) tomadas de las lesiones alopécicas características. La elección del momento de la biopsia es importante, ya que las lesiones histológicas pueden variar según el estadio de evolución (fase de caída, fase de estado, fase de crecimiento). Idealmente, las biopsias deben realizarse cuando la alopecia está bien establecida.

Es crucial comprender que, aunque la histopatología aporta elementos muy sugestivos, las lesiones observadas en la ARFC (hiperqueratosis infundibular, folículos atróficos/displásicos) no son estrictamente patognomónicas y a veces pueden encontrarse, en diversos grados, en otras afecciones como ciertas endocrinopatías o displasias foliculares. Por lo tanto, el diagnóstico definitivo de la ARFC no se basa únicamente en la biopsia, sino en un enfoque integrador. Requiere la convergencia de varios elementos: una presentación clínica compatible (raza, edad, estacionalidad, aspecto de las lesiones), la exclusión rigurosa de los diagnósticos diferenciales (especialmente endocrinos y parasitarios) mediante los exámenes apropiados, y resultados histopatológicos compatibles con una alopecia no inflamatoria que presente las características foliculares descritas para la ARFC.

Histopatología

Características Generales

El examen histopatológico de las biopsias cutáneas tomadas en la zona alopécica de un perro con ARFC revela típicamente una alopecia no inflamatoria. El infiltrado inflamatorio en la dermis o alrededor de los folículos suele estar ausente o ser muy discreto, lo que es un criterio importante para diferenciar la ARFC de las alopecias de origen inflamatorio o infeccioso.

Anomalías Foliculares

Las modificaciones más características conciernen a los folículos pilosos y sus estructuras asociadas:

  • Hiperqueratosis infundibular: Es uno de los signos más constantes y marcados. Se trata de un engrosamiento importante de la capa córnea (queratina) a nivel de la porción superior del folículo piloso (infundíbulo). Este exceso de queratina puede obstruir la abertura folicular y extenderse a veces a los folículos secundarios o a los conductos de las glándulas sebáceas.
  • Dilatación infundibular: Los infundíbulos pueden aparecer claramente dilatados, formando estructuras quísticas llenas de láminas de queratina.
  • Atrofia y Displasia folicular: Las porciones medias y profundas de los folículos pilosos (istmo y bulbo) suelen ser atróficas, es decir, reducidas de tamaño. También pueden presentar aspectos displásicos, con formas irregulares, tortuosas, y estructuras bulbares mal definidas o deformadas.
  • Aspecto de “pie de bruja” o “pulpo”: Estos términos figurados describen una apariencia particular de los folículos atróficos/displásicos, caracterizada por proyecciones epiteliales irregulares y ramificadas que parten de la base del folículo y se extienden a la dermis circundante. Este aspecto se considera muy sugestivo de la ARFC, aunque no exclusivo.
  • Arresto del ciclo piloso: El análisis de las fases del ciclo piloso revela un claro predominio de los folículos en fase telógena (fase de reposo) o catágena (fase de transición regresiva). Los folículos en fase anágena (fase de crecimiento activo) son raros o ausentes en las biopsias realizadas durante la fase alopécica. Un aumento en el número de folículos en fase kenógena (folículos vacíos después de la caída del pelo telógeno, antes del inicio de un nuevo ciclo anágeno) también es un hallazgo frecuente, lo que indica un defecto en la inducción de la nueva fase de crecimiento. Cabe destacar que la distribución de las fases puede ser muy variable de un individuo a otro y depende en gran medida del momento de la biopsia en relación con el ciclo de la enfermedad. Si la biopsia se realiza tardíamente o durante la fase de crecimiento, se pueden observar folículos anágenos.

Otros Hallazgos

Se pueden observar otras modificaciones:

  • Agregados de melanina: Se pueden encontrar acumulaciones de pigmento melánico en la luz de los infundíbulos dilatados, dentro de las células epiteliales foliculares, o incluso en las glándulas sebáceas asociadas.
  • Epidermis y Dermis: La epidermis suele tener un espesor normal, a veces discretamente hiperplásica o hiperpigmentada en la superficie. La dermis no presenta anomalías significativas, en particular, no hay inflamación ni fibrosis.

Comparación con Otras Alopecias

Es importante tener en cuenta que algunas características histológicas de la ARFC no son exclusivas. El aumento de folículos en fase kenógena es un signo común a varios trastornos del ciclo piloso, lo que indica una dificultad para iniciar la fase anágena. La Alopecia X, por ejemplo, también presenta un fuerte predominio de folículos en fase telógena y un bajo porcentaje de anágenos, lo que a veces dificulta la distinción basándose únicamente en la histología. Sin embargo, los marcados aspectos displásicos, en particular la imagen en “pie de bruja”, parecen ser más característicos de la ARFC. La ausencia de inflamación marcada permite diferenciar la ARFC de las alopecias de origen infeccioso, parasitario o inmunitario (como la alopecia areata o la adenitis sebácea).

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Pronóstico

Evolución y Recidivas

La ARFC es, por definición, una afección a menudo recurrente. En muchos perros, los episodios de alopecia ocurren de forma cíclica, típicamente cada año, en relación con los cambios estacionales del fotoperiodo.

Sin embargo, la evolución se caracteriza por una importante variabilidad interindividual:

  • Una proporción significativa de perros (estimada en un 20% en una fuente) experimentará un solo episodio de ARFC a lo largo de su vida, sin recurrencia posterior.
  • Otros perros presentarán ciclos muy regulares, con una caída de pelo que ocurre en el mismo período cada año.
  • Algunos individuos pueden “saltarse” una estación, no presentando alopecia un año determinado, para reaparecer al año siguiente.
  • Finalmente, en una parte de los perros, en particular aquellos que han presentado varios ciclos recurrentes, la alopecia puede terminar volviéndose permanente, o el crecimiento entre los episodios puede volverse cada vez más incompleto.

Crecimiento del Pelo

El crecimiento espontáneo del pelo es una característica frecuente de la ARFC. Generalmente ocurre dentro de 3 a 8 meses después del inicio de la caída, aunque se han reportado plazos más largos, de hasta 14 o incluso 18 meses, en algunos casos.

La calidad del pelaje que vuelve a crecer a menudo está alterada. Los nuevos pelos pueden tener un color diferente (a menudo más oscuro, pero a veces más claro o dorado –aurotricia–) y/o una textura modificada (más opaca, más seca, más áspera) en comparación con el pelaje normal circundante. Por lo tanto, incluso después del crecimiento, la zona previamente alopécica a menudo sigue siendo visualmente identificable.

El pronóstico con respecto a un crecimiento completo, con un pelo de calidad y color idénticos al original, es, por lo tanto, variable y en gran medida impredecible para un individuo determinado.

Impacto en la Calidad de Vida

Es fundamental reafirmar que la ARFC es una enfermedad estrictamente cosmética. No afecta en absoluto la salud general, el bienestar o la longevidad del perro. El pronóstico vital es excelente. El principal impacto es de orden estético para el propietario.

Esta naturaleza benigna y a menudo autorresolutiva justifica plenamente el enfoque terapéutico conservador (abstención o “benign neglect”) como una opción de primera elección. La ausencia de dolor o de enfermedad sistémica asociada, combinada con la alta probabilidad de crecimiento espontáneo y la eficacia incierta de tratamientos como la melatonina (demostrada en un estudio controlado), hace de la observación atenta una estrategia médicamente fundada. Permite evitar intervenciones, costos y limitaciones potencialmente innecesarias para una condición que no altera la calidad de vida del animal.

Conclusión

La alopecia recurrente de los flancos canina (ARFC) es una dermatosis caracterizada por episodios de alopecia no inflamatoria, que afecta principalmente a los flancos de forma cíclica o estacional. Afecta preferentemente a ciertas razas como el Bóxer, el Bulldog Inglés y el Airedale Terrier, lo que sugiere una predisposición genética. La etiopatogenia exacta sigue siendo desconocida, pero se sospecha fuertemente la influencia del fotoperíodo, implicando potencialmente desregulaciones en la producción o la señalización de la melatonina y/o la prolactina a nivel de los folículos pilosos. Estudios genéticos recientes sugieren una base poligénica compleja que implica diversas vías metabólicas más allá de la simple regulación hormonal. El diagnóstico se basa en un cuadro clínico evocador (raza, estacionalidad, aspecto de las lesiones), la exclusión rigurosa de los diagnósticos diferenciales (especialmente endocrinopatías y parásitos) y un examen histopatológico compatible (hiperqueratosis infundibular, folículos atróficos/displásicos, ausencia de inflamación, detención del ciclo piloso). El pronóstico vital es excelente, pero el crecimiento completo del pelo y la prevención de las recurrencias siguen siendo impredecibles.

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