En el último Congreso Mundial de Dermatología Veterinaria, celebrado en Boston en julio de 2024, nuestro colega Domenico SANTORO tuvo la oportunidad de dar una magnífica conferencia sobre el síndrome atópico cutáneo felino o FASS en inglés. Fue una ocasión para repasar esta dermatitis alérgica tan común en los gatos y, sin embargo, tan poco comprendida.
El síndrome atópico cutáneo felino es un trastorno dermatológico complejo, análogo a la dermatitis atópica en humanos y perros. Aunque el estudio de esta patología sigue siendo limitado en comparación con otras especies, los veterinarios observan una prevalencia creciente en sus consultas. A diferencia de los perros, los felinos presentan manifestaciones clínicas a menudo poco específicas y una ausencia de signos patognomónicos, lo que dificulta aún más el diagnóstico y el tratamiento de esta afección. Durante su conferencia, nuestro colega realizó una revisión exhaustiva del FASS, basándose en los datos científicos actuales, con el fin de ofrecer a los clínicos herramientas diagnósticas y opciones terapéuticas adaptadas.
Evolución de la Nomenclatura de las Enfermedades Alérgicas Felinas
En 2021, el International Committee on Allergic Diseases of Animals (ICADA) redefinió las alergias felinas introduciendo el concepto de Feline Atopic Skin Syndrome (FASS). Bajo esta denominación, se agrupan las enfermedades alérgicas cutáneas ambientales. Este síndrome es una parte integral del Síndrome Atópico Felino (FAS), que también incluye las alergias alimentarias y el asma. El FASS, por su parte, excluye las reacciones alérgicas a las pulgas, así como la hipersensibilidad a las picaduras de mosquitos. Esta nueva organización ha permitido una mejor distinción de las afecciones alérgicas y ha favorecido un enfoque terapéutico más dirigido.
Epidemiología y Factores Predisponentes
Distribución del FASS en la Población Felina
En el caso del FASS, a diferencia de los perros, ninguna raza ha demostrado una predisposición clara. Sin embargo, estudios clínicos informan que ciertas razas, en particular el Abisinio, el Siamés y el Persa, parecen estar sobrerrepresentadas en las poblaciones estudiadas, lo que sugiere una posible susceptibilidad genética. La mayoría de los felinos presentan sus primeros síntomas entre los 2 y 3 años de edad, aunque se han documentado casos en gatitos de 6 meses y en gatos adultos de hasta 5 años. Esta variabilidad de edad a menudo complica la identificación temprana de la enfermedad. La prevalencia del FASS entre machos y hembras es relativamente igual, aunque algunos autores informan de una ligera predominancia en las hembras (58,4%).
Factores Epidemiológicos
También es interesante destacar la ausencia de estacionalidad predominante en el FASS. Mientras que los perros alérgicos muestran con frecuencia un recrudecimiento de síntomas durante ciertos períodos del año, el FASS no parece estar influenciado por las estaciones, lo que sugiere una sensibilización a alérgenos perennes. Sin embargo, en los raros casos en que se ha observado estacionalidad, las manifestaciones se han distribuido uniformemente a lo largo de las cuatro estaciones, lo que sugiere una sensibilidad generalizada a los alérgenos presentes durante todo el año, como los ácaros y otros alérgenos de interior.
Manifestaciones Clínicas y Diagnóstico
Síntomas Dermatológicos Típicos del FASS
Las manifestaciones cutáneas del FASS son variadas, lo que dificulta el diagnóstico basándose únicamente en los signos clínicos. Los cuatro patrones dermatológicos más comunes son:
- Dermatitis miliar: presente en el 31 % de los casos, esta afección se caracteriza por pequeñas pápulas costrosas en la piel, a menudo en la grupa y la espalda. Este tipo de dermatitis se confunde a menudo con una infestación de pulgas, de ahí la importancia de diferenciarlas bien.
- Alopecia autoinducida: observada en el 60 % de los gatos, es el resultado de un lamido excesivo, generalmente en el abdomen, los flancos o las extremidades. Este comportamiento a menudo puede pasar desapercibido para los propietarios, que lo consideran un acicalamiento normal.
- Prurito de cabeza y cuello: afectando al 43 % de los felinos afectados, el prurito intenso puede provocar excoriaciones y lesiones por rascado alrededor de la cabeza y el cuello, a veces con pérdida de pelo localizada.
- Complejo del granuloma eosinofílico: esta condición agrupa las placas eosinofílicas, las úlceras indolentes y los granulomas lineales. Está presente en el 26 % de los casos de FASS. El complejo eosinofílico se manifiesta a menudo con lesiones dolorosas y pruriginosas, que a veces van acompañadas de sangrados secundarios debido a las excoriaciones.
Placas eosinofílicas abdominales muy graves
Las lesiones cutáneas del FASS se distribuyen principalmente en el abdomen, la cabeza, las extremidades, el cuello y las orejas, aunque pueden afectarse otras zonas del cuerpo. Los casos graves también pueden incluir signos respiratorios, como la rinitis alérgica y el asma felina, así como manifestaciones oculares como la conjuntivitis alérgica.
Síntomas Extracutáneos y Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico de FASS se basa en una observación minuciosa y en la exclusión de otras posibles causas de prurito, como las infecciones parasitarias (pulgas, ácaros), así como las afecciones sistémicas o tumorales. Los gatos con FASS también pueden presentar signos no cutáneos, incluyendo trastornos respiratorios o gastrointestinales. El diagnóstico diferencial incluye, en particular, el linfoma cutáneo, que puede imitar los signos clínicos del FASS, y la dermatofitosis, especialmente si es pruriginosa.
Un protocolo diagnóstico típico comienza con una exclusión de parásitos mediante pruebas adecuadas, como raspados cutáneos, cintas adhesivas o tricogramas. En caso de duda, se puede realizar una biopsia cutánea para excluir una enfermedad neoplásica. La prueba de provocación alimentaria suele ser necesaria para excluir una alergia alimentaria, aunque este procedimiento a veces es complejo de realizar en gatos.
Opciones Terapéuticas para el FASS
Terapias Medicamentosas Sistémicas
Los glucocorticoides sistémicos son el tratamiento de elección para controlar rápidamente los signos de prurito e inflamación. Entre los más utilizados se encuentran la prednisolona, la metilprednisolona, la triamcinolona y la dexametasona. Estos medicamentos suelen ofrecer una respuesta rápida, con mejoras notables en 7 a 14 días. Sin embargo, los efectos secundarios, como el aumento de las enzimas hepáticas y el riesgo de hiperglucemia, limitan su uso a largo plazo.
La ciclosporina se ha convertido en una alternativa cada vez más popular para los casos de FASS refractarios a los glucocorticoides o cuando estos están contraindicados. Aproximadamente 500 gatos han sido tratados con éxito en varios ensayos clínicos, con tasas de respuesta que van del 40 % al 100 %. Los efectos secundarios más comunes incluyen trastornos gastrointestinales y una disminución del apetito.
Los antihistamínicos, aunque ampliamente utilizados, han mostrado resultados mixtos. La clorfeniramina es el medicamento más eficaz de este grupo, pero en general, los antihistamínicos solo alivian moderadamente los síntomas en aproximadamente el 36 % de los felinos tratados.
Terapias Tópicas y su Impacto
Los glucocorticoides tópicos, como el aceponato de hidrocortisona, han demostrado una eficacia notable sin los efectos secundarios asociados a los tratamientos sistémicos. Aproximadamente el 50 % de los gatos tratados han presentado una mejora significativa del prurito y las lesiones cutáneas después de 56 días de aplicación regular. Este tipo de tratamiento es particularmente útil para las lesiones localizadas y puede utilizarse como complemento de las terapias sistémicas.
Inmunoterapia Específica de Alérgenos (ASIT)
La ASIT, aunque más común en perros, se explora cada vez más en felinos. Puede administrarse por vía subcutánea (SCIT), sublingual (SLIT) u oral (OIT). Los resultados clínicos muestran tasas de éxito que varían entre el 45 % y el 75 %, según el modo de administración y la respuesta individual de los gatos. La SLIT, por ejemplo, ha sido probada en un ensayo con gatos alérgicos a los ácaros, con resultados alentadores, mostrando una disminución significativa de los signos clínicos sin efectos secundarios notables. La SCIT sigue siendo el enfoque más estudiado, aunque se necesitan estudios adicionales para evaluar su eficacia a largo plazo en felinos【5†fuente】.
Terapias Alternativas y Nuevos Horizontes
Uso de Ácidos Grasos Esenciales y PEA
Los ácidos grasos esenciales, en particular los omega-3 y omega-6, a menudo se recomiendan como terapia complementaria por su papel en la reducción de la inflamación cutánea. El palmitoiletanolamida (PEA), un endocannabinoide, también se estudia por sus efectos antiinflamatorios y su capacidad para prolongar los períodos de remisión. En un estudio clínico, el PEA demostró una eficacia superior al placebo, con un tiempo de remisión duplicado y una mayor satisfacción de los propietarios en cuanto al manejo de los síntomas de prurito.
Tratamientos Complementarios y Papel del Láser CO2
Para los casos de granulomas eosinofílicos severos, especialmente cuando obstruyen la cavidad bucal, el láser de CO2 puede ofrecer un alivio inmediato. Este método permite reducir la incomodidad y prevenir complicaciones graves, como la dificultad para alimentarse. Aunque el láser es principalmente paliativo, ofrece una solución valiosa para situaciones en las que los tratamientos farmacológicos son insuficientes【5†fuente】.
Perspectiva e Investigación Futura
Lagunas en la Investigación y Desafíos Clínicos
La principal dificultad en el manejo del FASS es la falta de criterios clínicos específicos para el diagnóstico, lo que conduce a una gran variabilidad en los tratamientos. La necesidad de investigación adicional es particularmente aguda en lo que respecta a la comprensión de la patogénesis y la variabilidad de las manifestaciones clínicas de esta patología.
Nuevos Medicamentos y Terapias Potenciales
Las investigaciones se orientan hacia nuevas moléculas, como los antagonistas de los receptores de citoquinas, que podrían ofrecer alternativas más dirigidas y menos invasivas a las terapias actuales. Se están realizando estudios sobre los receptores de interleucinas, y se prevén ensayos clínicos sobre los inhibidores de las Janus quinasas (JAK) para explorar nuevas vías terapéuticas en el FASS.
Conclusión
El síndrome atópico cutáneo felino es una afección compleja y aún poco comprendida en la medicina veterinaria felina. Un enfoque riguroso y personalizado es indispensable para un diagnóstico preciso y una gestión terapéutica eficaz. Los veterinarios deben informarse sobre los últimos avances para adaptar mejor sus prácticas y ofrecer una mejor calidad de vida a los gatos afectados.
D Santoro. Síndrome atópico cutáneo felino – diagnóstico y tratamiento. WCVD10
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