Actualización sobre el uso de antifúngicos en el tratamiento de las dermatofitosis caninas y felinas.

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Con motivo de las últimas Jornadas Anuales del GEDAC, en Ajaccio, en junio de 2024, nuestro colega, Vincent Bruet, DipECVD, hizo una actualización completa sobre el uso de antifúngicos en el tratamiento de las dermatofitosis caninas y felinas.

Las dermatofitosis representan las infecciones cutáneas fúngicas más frecuentemente encontradas en la medicina veterinaria de animales de compañía. Estas afecciones, causadas por hongos queratinofílicos, plantean desafíos terapéuticos particulares debido a su carácter contagioso y su potencial zoonótico. En el contexto actual, donde la medicalización de los animales de compañía no deja de progresar, una actualización de los conocimientos sobre las estrategias terapéuticas resulta esencial.

Epidemiología y aspectos zoonóticos

En la práctica clínica habitual, los dermatofitos son objeto de una clasificación en constante evolución. Aunque los géneros Microsporum y Trichophyton siguen siendo los más comúnmente utilizados, una nueva nomenclatura integra ahora el género Nannizzia. Las cuatro especies predominantes en las infecciones de los carnívoros domésticos son Microsporum canis, agente zoófilo principal, particularmente en el gato donde la prevalencia alcanza el 6% de la población felina en consulta, Trichophyton mentagrophytes, también zoófilo, Nannizzia gypsea (anteriormente Microsporum gypseum), agente geofílico, y Nannizzia persicolor (anteriormente Microsporum persicolor).

La importancia zoonótica de estas infecciones no debe subestimarse. Los estudios revelan tasas significativas de contaminación humana: el 30% de los dueños de gatos infectados y el 15% de los dueños de perros infectados desarrollan lesiones. La transmisión puede ser directa (contacto con un animal infectado) o indirecta a través del ambiente, con una supervivencia de las esporas en el suelo que puede alcanzar varios meses.

Actualización sobre el uso de antifúngicos en el tratamiento de las dermatofitosis caninas y felinas.

Foto 1: No hay que olvidar que la tiña se puede transmitir al ser humano

La estacionalidad juega un papel importante en la epidemiología de ciertas especies. Mientras que M. canis no muestra una variación estacional marcada, T. mentagrophytes presenta un repunte otoñal, correlacionado con la multiplicación de pequeños roedores que constituyen su reservorio natural.

El modo de invasión del pelo es principalmente ectotrix en carnívoros, con filamentos dentro del pelo y artrosporas en la superficie. La espora, que presenta una afinidad particular por la queratina, penetra en el folículo piloso hasta la zona ístmica, donde encuentra las condiciones óptimas para su crecimiento. Este proceso conduce a una fragilización del pelo que, al romperse, libera nuevas esporas, perpetuando así el ciclo infeccioso según una evolución centrípeta característica. El periodo de incubación varía de 10 a 30 días.

Herramientas diagnósticas y seguimiento terapéutico

Enfoque diagnóstico multimodal

El diagnóstico de las dermatofitosis se basa en una combinación de exámenes complementarios. La lámpara de Wood, aunque útil para la detección de M. canis, solo detecta aproximadamente el 50% de los casos positivos debido a la producción variable de metabolitos fluorescentes. El tricograma ofrece un enfoque rápido, pero su sensibilidad depende en gran medida de la experiencia del examinador.

El cultivo micológico sigue siendo el método de referencia, con un tiempo de obtención de resultados de 1 a 3 semanas. Las muestras pueden tomarse mediante raspado cutáneo, depilación selectiva bajo lámpara de Wood, o cepillado del pelaje para infecciones asintomáticas o seguimiento terapéutico.

La principal innovación reside en la introducción de la PCR en tiempo real. Esta técnica ofrece varias ventajas: rapidez en los resultados (pocos días), robustez frente a contaminaciones por mohos y diferenciación precisa de las especies. Permite, en particular, distinguir Microsporum spp., Trichophyton spp. patógenos (T. mentagrophytes, T. erinacei, T. tonsurans, T. equinum, T. verrucosum, T. rubrum), y las especies geófilas. Su mayor sensibilidad facilita la identificación de portadores asintomáticos, lo que es especialmente importante en el control de colectividades.

Seguimiento terapéutico y criterios de evaluación

El seguimiento terapéutico debe ser riguroso y estandarizado. Se recomienda un primer control micológico después de 4 semanas de tratamiento. La continuación o interrupción del tratamiento depende de los resultados:

  • En caso de cultivo positivo: continuar el tratamiento con un nuevo control a las 4 semanas.
  • En caso de cultivo negativo: interrumpir el tratamiento, pero realizar un nuevo control a las 4 semanas para confirmación.
  • La curación solo se confirma después de dos cultivos negativos espaciados por 4 semanas.

En entornos de cría o en casos de recidivas múltiples, puede ser necesario un tercer control negativo antes de declarar la curación completa.

Estrategias terapéuticas actualizadas

Casos clínicos ilustrativos y situaciones particulares

El caso Princesa: Complejidad de las formas generalizadas

El caso de Princesa, una Yorkshire terrier con dermatofitosis generalizada, ilustra perfectamente la necesidad de un enfoque integral. Esta perra, que vivía en una granja de Cavalier King Charles, presentaba una dermatofitosis extensa asociada a una insuficiencia renal subyacente. A pesar de los tratamientos antifúngicos regulares, la mejora solo se obtuvo después de tratar la afección renal, lo que subraya la importancia de buscar y tratar las causas inmunosupresoras subyacentes en las formas generalizadas.

Particularidades de las formas clínicas atípicas

Las manifestaciones clínicas pueden ser engañosas. Un caso notable es el de un gato persa que se presentó inicialmente por trastornos del crecimiento del pelo. Durante el afeitado terapéutico, aparecieron zonas “cebradas” que revelaron una hiperpigmentación postinflamatoria característica de una dermatofitosis crónica extensa.

La presentación clínica varía según el agente patógeno y la especie afectada. Un ejemplo sorprendente es el de un gato y un conejillo de indias presentados simultáneamente con una infección por T. mentagrophytes: el conejillo de indias, huésped habitual, presentaba lesiones poco inflamatorias, mientras que el gato desarrollaba una forma muy inflamatoria, ilustrando la importancia de la relación huésped-parásito en la expresión clínica.

Varios factores influyen en el desarrollo de las dermatofitosis. La edad es un factor importante, siendo los animales jóvenes de menos de un año particularmente sensibles. Ciertas razas presentan una predisposición particular, especialmente los Yorkshire, Bulldogs y Jack Russell en perros, así como los Persa en gatos. Las condiciones ambientales también juegan un papel crucial, con una mayor prevalencia en animales que viven al aire libre o en colectividad.

Las manifestaciones clínicas varían considerablemente. La forma clásica se caracteriza por lesiones alopécicas numulares poco inflamatorias, pero existen presentaciones atípicas: dermatitis miliar felina, acné felino, o incluso formas generalizadas que requieren la búsqueda de una causa subyacente. Las tiñas costrosas, particularmente observadas con persicolor, gypseum y mentagrophytes, demuestran una reacción inflamatoria más marcada en huéspedes menos adaptados a estos agentes patógenos.

Principios fundamentales del tratamiento

El enfoque terapéutico moderno de las dermatofitosis se basa en tres pilares esenciales: el tratamiento sistémico, el tratamiento tópico y el manejo ambiental. Esta tríada terapéutica tiene como objetivo no solo tratar al animal infectado, sino también prevenir la diseminación de esporas en el ambiente.

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El afeitado del pelaje, aunque controvertido, puede resultar beneficioso, especialmente en animales muy infectados y gatos de pelo largo. Esta práctica debe realizarse con precaución en una habitación dedicada, sobre una bolsa para contener los pelos contaminados. En los persas, los estudios muestran una mejor respuesta al tratamiento en los animales afeitados en comparación con los no afeitados. Los cuidados tópicos deben ser particularmente meticulosos a nivel de las extremidades distales, requiriendo el uso de cepillos suaves para eliminar la mayor cantidad posible de esporas.

Innovaciones en el manejo ambiental

La desinfección ambiental, a menudo descuidada, resulta crucial para el éxito terapéutico. El hipoclorito de sodio (agua de Javel) en dilución apropiada (un tapón o una cucharada sopera por un litro a litro y medio de agua) emerge como la solución más eficaz, ofreciendo una acción fungicida persistente hasta 24 horas después de la aplicación. La lejía presenta la ventaja de ser el único desinfectante de acción prolongada, capaz de destruir las esporas incluso en superficies secas después de 24 horas, una ventaja importante para criaderos y refugios.

El enilconazol, a una concentración 5 veces mayor que la utilizada en la aplicación en animales, también es un tratamiento ambiental muy interesante.

El enfoque ambiental debe ser metódico. Se recomienda cubrir las zonas de descanso del animal con sábanas lavables a máquina, facilitando así la descontaminación regular. La aspiración frecuente de las superficies, con cambio sistemático de las bolsas del aspirador para evitar la redispersión de las esporas, complementa el dispositivo. Las esporas de M. canis pueden sobrevivir más de 18 meses en el ambiente, por lo que esta vigilancia debe mantenerse durante todo el tratamiento.

Seguimiento terapéutico y criterios de curación

El monitoreo terapéutico se realiza mediante cultivos micológicos de control, efectuados cada cuatro semanas. La curación se confirma al obtener dos cultivos negativos sucesivos con cuatro semanas de intervalo. En casos complejos, especialmente en la cría, se puede requerir un tercer control negativo.

Conclusión

El manejo de las dermatofitosis en carnívoros domésticos ha evolucionado considerablemente en los últimos años, orientándose hacia un enfoque más integrado que combina tratamientos farmacológicos y medidas ambientales. El éxito terapéutico se basa en una estrategia personalizada, teniendo en cuenta el contexto epidemiológico, la especie afectada y el entorno del animal.

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