Puesta al día sobre el complejo granuloma eosinofílico.

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El complejo granuloma eosinofílico felino es uno de los tres principales síndromes dermatológicos observados en gatos, junto con la dermatitis miliar y la alopecia autoinducida.


Autor: William Bordeau
Veterinaria VetDerm
1 avenue Foch 94700 MAISONS-ALFORT


Cuanto más tiempo pasa, más se muestra inadecuado el término complejo granuloma eosinofílico felino (CGE) y los diferentes elementos que lo componen. Cada vez más, se propone evitar hablar de placas eosinofílicas, granuloma eosinofílico y úlcera atónica. De hecho, se trata de la asociación de términos clínicos e histológicos que, además, no reflejan completamente la realidad.
Los eosinófilos forman parte de las células poco estudiadas, tanto en animales de compañía como en humanos. Inicialmente, la hipótesis era que solo intervenían en las defensas inmunitarias del organismo frente a parásitos, especialmente los helmintos. Progresivamente, se descubrió su importancia en ciertas dermatosis, entre ellas las dermatitis alérgicas. Al principio, los eosinófilos se encuentran en el torrente sanguíneo. Luego, por quimiotaxis, atraviesan los vasos para llegar al sitio inflamatorio donde se activan. Esta activación induce la liberación de numerosas moléculas proinflamatorias e inmunomoduladoras. También provocan la liberación, especialmente por desgranulación, de moléculas citotóxicas que pueden actuar sobre helmintos, bacterias, virus y células tumorales.

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Foto 1: Eosinófilo de gato

El complejo granuloma eosinofílico felino se asemeja al síndrome de Well, observado en humanos. Principalmente porque las picaduras de ciertos artrópodos, así como la presencia de algunos hongos y la ingestión de ciertos medicamentos, pueden provocar la aparición de este síndrome en la especie humana. Sin embargo, al igual que en el gato, la etiopatogenia del síndrome de Well no se conoce completamente. Se manifiesta por placas eosinofílicas localizadas principalmente en las extremidades. Las lesiones pueden desaparecer espontáneamente. Durante la fase activa de la dermatosis, se observa una hipereosinofilia.
La observación de una placa, un granuloma eosinofílico o una úlcera atónica en un animal simplemente permite calificar la presencia de un complejo granuloma eosinofílico, pero de ninguna manera permite el diagnóstico. De hecho, esta afección puede ser secundaria a numerosas causas. Así, es solo la manifestación de un proceso reaccional en respuesta a estímulos variados. Puede ser debido a una dermatitis alérgica a artrópodos, a un trofoalérgeno o a un aeroalérgeno, pero también puede ser secundaria a una dermatosis infecciosa o a una causa química. Este complejo granuloma eosinofílico también puede ser congénito. Sin embargo, en muchos casos, es idiopático. Pero esto no significa que sea necesariamente negligente la búsqueda de una causa subyacente. También existiría una predisposición genética, lo que explicaría que, aunque muchos gatos presenten una dermatitis alérgica, relativamente pocos están afectados por un complejo granuloma eosinofílico.
Este complejo puede manifestarse como una placa o un granuloma. Se trata de lesiones eritematosas, firmes y alopécicas. Se pueden observar en muchas partes del cuerpo. Los granulomas suelen ser lineales y generalmente se localizan en la cara caudal de los muslos. También existe una variante bucal y otra mentoniana, que no son lineales. El granuloma aparece más bien en gatos jóvenes, y la placa en el animal adulto.

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Foto 2: Granuloma eosinofílico

El complejo granuloma eosinofílico también puede manifestarse como una úlcera de aspecto brillante, sin sangrado, con una coloración que va del amarillo al marrón. Se observa en el labio superior y a menudo comienza frente a un colmillo. Puede ser unilateral o bilateral y simétrico. Esta úlcera no es dolorosa ni pruriginosa, a diferencia de las placas y los granulomas que pueden causar un prurito a veces intenso. Cuando existe, también se observan erosiones en estas lesiones. Además, es posible que placas y granulomas coexistan en el mismo animal.

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Foto 3: Úlcera atónica

Estas lesiones pueden persistir, pero también desaparecer espontáneamente. Lo que simplemente demuestra el desconocimiento de este síndrome y la pluralidad de las causas subyacentes.

Actualmente existe una controversia sobre la inclusión o no de la dermatitis miliar y la dermatitis alérgica debido a las picaduras de mosquitos en el complejo granuloma eosinofílico, ya que existen similitudes desde un punto de vista histopatológico.

La identificación de una causa subyacente es una necesidad. En un principio, es importante confirmar el complejo granuloma eosinofílico. Así, se realiza un frotis cutáneo en las lesiones para demostrar la presencia de eosinófilos. También es posible observar neutrófilos degenerados y bacterias intracelulares o extracelulares en mayor o menor número. En caso de duda, se realizan biopsias cutáneas. Paralelamente, es esencial eliminar todas las dermatosis incluidas en el diagnóstico diferencial. Si bien es extremadamente amplio, conviene sobre todo tener en cuenta la forma del complejo granuloma eosinofílico (placa, granuloma o úlcera) y la localización de las lesiones.

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